¿Realmente la Medicina Ayuda a la Esperanza de Vida?
por Esperanza González Palacios y Paulina Lorca Martínez.
Desde la antigüedad, el propósito que ha tenido la
medicina, ha sido siempre el de curar
las enfermedades o en algunos casos el de
prevenirla. Con el único objetivo de mantener un nivel de vida alto entre la
mayoría de personas –o al menos las que tienen las posibilidades de acceder a
ella-. Sin embargo, en los últimos años también se le ha adjudicado que gracias
a los avances medicinales, la esperanza de vida ha aumentado.
La esperanza de vida se entiende como la medida resumen
sobre el nivel de la mortalidad que expresa el promedio de años que se espera
viva una persona bajo las condiciones de mortalidad del período en que se
calcula y constituye de hecho un indicador sintético por excelencia para
caracterizar las condiciones de vida, de salud, de educación y de otras
dimensiones sociales de un país o territorio.
Estas características han hecho que la esperanza de vida sea uno de los indicadores fundamentales seleccionado por las Naciones Unidas para medir el desarrollo humano de los países. Esto quiere decir, que a mayor promedio de vida se tenga, en teoría se dice que un país es más desarrollado.
Estas características han hecho que la esperanza de vida sea uno de los indicadores fundamentales seleccionado por las Naciones Unidas para medir el desarrollo humano de los países. Esto quiere decir, que a mayor promedio de vida se tenga, en teoría se dice que un país es más desarrollado.
En las últimas décadas, la expectativa de vida ha
aumentado dramáticamente a nivel global. En 1841, se esperaba que una mujer
viviese 42 años, mientras que un hombre 40; en 2016 se esperaba fuese de 83 y
79, respectivamente.
Esto nos lleva a pensar, que la erradicación de las
enfermedades ha sido una pieza fundamental en un mayor tiempo de vida; lo cual,
es cierto y a su vez falso.
Pues si bien, tres siglos atrás, atacaba la idea de una
catástrofe mundial debido a alguna plaga o enfermedad viral. Y es que además,
no podría ser solucionada. Hoy en día, ya no tememos por un virus letal, sino,
por enfermedades que tienen más que ver con problemas de salud provocados o
heredados.
Según la Secretaría de Salud, las principales causas de
mortalidad general en México, son, en primer lugar, la diabetes, enfermedades
isquémas del corazón y enfermedades crónicas relacionadas con el hígado. El
punto es, que actualmente ya no combatimos pandemias, sino enfermedades que
tienen que ver más bien con un estilo de vida, donde se ha innovado en gran
medida para encontrar soluciones a estas enfermedades. Entonces, podemos decir
que al haber más tratamientos, más personas pueden obtener un diagnóstico con
una solución factible.
Sin embargo, tenemos en esta tesis algunos errores de
consistencia y factores de desventaja.
Por ejemplo, encontramos la desigualdad social, que si
bien, han existido toda la vida, actualmente también tienen que ver con el
costo que puede llegar a tener un tratamiento médico, y cómo sus ventajas
tecnológicas no son para todos; lo que termina entorpeciendo los avances e
incluso propagando enfermedades, lo que de alguno u otro modo termina afectando
a todos.
Lo anterior se relaciona estrechamente, en la
monopolización de los servicios médicos y cómo terminan siendo productos de
mercado, que derivan en el uso excesivo de tecnologías médicas y la sustitución
de la medicina general por la especializada, la cual debería restringirse sólo
para los casos en que ésa se justifique.
Finalmente, encontramos cómo a lo largo de la historia,
la esperanza de vida ha aumentado y disminuido según el tiempo en el que se
vivió, el contexto histórico y lugar geográfico; a su vez su estatus social.
Por ejemplo, de 1200 a 1745, los jóvenes de 21 años alcanzarían una edad
promedio de entre 62 y 70 años, según un artículo de la BBC.
Entonces, ¿realmente la medicina ayuda a la esperanza de
vida? sí y no. En la modernidad, hemos concebido diversos problemas de salud
que han tenido solución en la medicina moderna, sin embargo, esto no nos quiere
decir que la atención llegue a todas las personas o que soluciones todos los
pesares que más bien se atribuyen a un estilo de vida.
En resumen, los grandes adelantos científicos y
tecnológicos han permitido una medicina más eficiente y capaz. Con estos
grandes adelantos podría decirse que la medicina ha dado un salto gigantesco,
quizá el más importante del siglo XX. Un número creciente de estudios basados
en datos de observación han brindado un sólido apoyo a la hipótesis de que la medicina
ha aumentado la longevidad y ha mejorado la calidad de vida. Sin embargo, los
estudios se han basado en países desarrollados, y la innovación farmacéutica se
ha estudiado más que otros tipos de innovación médica. Si se dispone de datos
adecuados, sería conveniente aplicar estos métodos a los datos de los países en
desarrollo; analizar la innovación médica no farmacéutica; y para analizar un
conjunto más rico de medidas de resultados de salud para tener una idea más
clara y certera de cómo ha impactado la medicina a nuestras vidas.
Fuentes
- Octavio Rivero Serrano, Luis Armando Martínez. SCielo. La medicina actual. Los grandes avances y los cambios de paradigma. (Recuperado de http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0026-17422011000200004)
- Excélsior. Las estadísticas a propósito del Día del Médico. (Recuperado de https://www.excelsior.com.mx/opinion/carolina-gomez-vinales/las-estadisticas-a-proposito-del-dia-del-medico/1274472)
- [PDF] The impact of biomedical innovation on longevity and health. (Recuperado https://www.journals.uio.no/index.php/NJHE/article/download/1290/1177)
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